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Ciencia y Tecnología

Vuelo histórico: el primer avión supersónico que rompió la barrera del sonido sin hacer ruido

El XB-1 de Boom Supersonic logró superar Mach 1 sin generar el característico estampido sónico, marcando un hito en la aviación y acercando el futuro de los vuelos comerciales ultrarrápidos

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Una revolución silenciosa en el cielo por el vuelo histórico. El pasado 10 de febrero de 2025, el avión experimental XB-1 de Boom Supersonic alcanzó velocidades de Mach 1,12 —más de 1.200 km/h— durante un vuelo de prueba sobre el desierto de Mojave. Lo sorprendente fue que, pese a superar la velocidad del sonido, no generó el clásico estampido sónico que ha limitado históricamente los vuelos supersónicos sobre zonas pobladas.

Este avance confirmado por datos recolectados en tierra y por una espectacular imagen capturada por la NASA, que hizo visible lo invisible: las ondas de choque del XB-1 mientras cruzaba la barrera del sonido, sin provocar estruendo.

Tecnología que desafía la física

Según Boom Supersonic, el avión utilizó una técnica denominada «corte de Mach», que aprovecha variaciones en la velocidad del sonido a distintas altitudes. Al volar en la atmósfera superior, donde el aire es más frío, las ondas de choque se refractan y se desvían hacia arriba, impidiendo que lleguen al suelo.

Este vuelo no solo marcó un récord tecnológico, sino que sentó las bases para la aviación comercial silenciosa del futuro.

La fotografía que hizo historia

La imagen histórica fue posible gracias a la tecnología Schlieren, un método óptico desarrollado en el siglo XIX que revela los cambios en la densidad del aire. Utilizando una versión moderna de esta técnica —Background Oriented Schlieren—, la NASA capturó con precisión cómo el XB-1 rompía la barrera del sonido sin ruido, una hazaña que parecía imposible.

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Overture: el futuro del vuelo supersónico

El éxito del XB-1 es un paso clave hacia el desarrollo de Overture, el avión comercial supersónico de Boom. Diseñado para transportar entre 64 y 80 pasajeros, Overture promete volar a Mach 1,7 (unos 2.100 km/h), reduciendo los tiempos de vuelo hasta un 50 %. Con su tecnología Boomless Cruise, podrá operar sobre tierra sin estampidos sónicos audibles.

La aeronave, fabricada casi en su totalidad con materiales compuestos livianos, utilizará combustible de aviación sostenible (SAF) y un sistema de visión por realidad aumentada. Aerolíneas como American Airlines, United y Japan Airlines ya realizaron más de 130 pedidos.

El renacer del sueño supersónico

Con una planta de producción en Carolina del Norte capaz de fabricar hasta 66 aviones al año, Boom Supersonic busca concretar en esta década el renacimiento de los vuelos comerciales supersónicos, esta vez sin los ruidos que condenaron al Concorde. Las pruebas del sistema de propulsión de Overture están previstas para finales de 2025.

Este avance podría cambiar para siempre la forma en que viajamos, acercando destinos lejanos en tiempos impensados… y en completo silencio.

Ciencia y Tecnología

Hallan una ciudad atómica secreta bajo el hielo de Groenlandia de la época de la Guerra Fría

La NASA halló una base militar oculta mientras estudiaba los glaciares: se trata de Camp Century, parte de un proyecto secreto para instalar misiles nucleares en el Ártico

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La NASA halló una base militar oculta mientras estudiaba los glaciares: se trata de la ciudad atómica «Camp Century», parte de un proyecto secreto para instalar misiles nucleares en el Ártico

Durante una misión científica de rutina en el norte de Groenlandia, un equipo de científicos de la NASA realizó un hallazgo digno de una serie de ciencia ficción: una base militar subterránea construida en secreto por Estados Unidos durante la Guerra Fría, oculta bajo más de 30 metros de hielo. La instalación, conocida como Camp Century, formaba parte del encubierto Proyecto Iceworm, cuyo objetivo era desplegar hasta 600 misiles nucleares en el Ártico, fuera del alcance soviético.

Un descubrimiento inesperado

El hallazgo fue posible gracias al radar aéreo UAVSAR, desarrollado para mapear el lecho glaciar y predecir el comportamiento de los hielos ante el cambio climático. Sin embargo, durante un vuelo en septiembre de 2024, el equipo detectó estructuras geométricas inusuales bajo la superficie del hielo. Al analizarlas, confirmaron que se trataba de túneles, habitaciones y restos de una ciudad subterránea: Camp Century.

«Fue como descubrir una civilización perdida bajo el hielo», afirmó Chad Greene, científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.

Camp Century: una cápsula del tiempo de la Guerra Fría

Construida en 1959 con el aval del gobierno danés —que desconocía su propósito militar—, Camp Century se presentó oficialmente como una estación científica para estudiar el hielo polar. Pero en realidad, formaba parte de un ambicioso plan secreto del Pentágono. El Proyecto Iceworm preveía una red de lanzadores de misiles balísticos de mediano alcance, ocultos bajo el hielo ártico.

La base contaba con dormitorios, comedores, laboratorios, talleres e incluso un reactor nuclear portátil, que fue transportado a más de 200 kilómetros sobre el hielo. La red de túneles se extendía por casi tres kilómetros, con capacidad para 200 personas.

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Sin embargo, la constante inestabilidad del hielo volvió inviable el plan, y la base se abandonó en 1967. Durante más de medio siglo, Camp Century permaneció sepultada y olvidada hasta que la NASA la redescubrió.

Tensión diplomática y legado ambiental

La revelación del verdadero objetivo de Camp Century en 1996, tras la desclasificación de documentos del Pentágono, generó fuertes tensiones diplomáticas con Dinamarca, que se había declarado territorio libre de armas nucleares desde los años 50.

Según The Wall Street Journal, Camp Century no fue una excepción: durante la Guerra Fría, Estados Unidos llegó a tener 17 bases en Groenlandia, con más de 10.000 soldados. Hoy solo queda activa la Base Espacial Pituffik (antes Thule), con menos de 200 efectivos.

Además del impacto histórico, el hallazgo de esta ciudad atómica, plantea nuevos interrogantes ambientales. Restos del reactor y residuos contaminantes quedaron enterrados bajo el hielo. Con el calentamiento global y el retroceso de los glaciares, existe el riesgo de que estos materiales sean liberados al ambiente, lo que podría representar una amenaza ecológica futura.

De la ciencia al misterio

Lo que comenzó como una misión para estudiar los glaciares terminó revelando uno de los secretos mejor guardados de la Guerra Fría. Camp Century, la ciudad atómica, es hoy mucho más que una base olvidada: es una cápsula del tiempo bajo el hielo, un símbolo de tensiones geopolíticas pasadas y un recordatorio del poder oculto que alguna vez residió en las profundidades del Ártico.

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Ciencia y Tecnología

Descubren una pirámide submarina que podría ser más antigua que las de Egipto

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Un hallazgo en Japón de la pirámide submarina reabre el debate sobre civilizaciones perdidas y desafía la historia oficial

Un descubrimiento que podría reescribir la historia

Un grupo de investigadores ha reavivado el misterio del Monumento de Yonaguni, una gigantesca estructura submarina de 27 metros de altura hallada en las profundidades del mar, cerca de las islas Ryukyu, en Japón. Se estima que esta formación podría tener más de 10.000 años, lo que la convertiría en una de las construcciones más antiguas jamás encontradas, anterior incluso a las pirámides de Egipto.

El hallazgo, inicialmente realizado en 1986 por el buzo japonés Kihachiro Aratake, presenta características que desafían a la comunidad científica: líneas rectas, ángulos precisos, terrazas, escalones y supuestos grabados en la roca. Por su monumentalidad y diseño, ha sido apodado “la Atlántida de Japón”.

¿Pirámide natural o vestigio de una civilización perdida?

Desde su descubrimiento, el Monumento de Yonaguni ha generado un intenso debate entre expertos. Hay dos posturas principales sobre su origen:

Teoría natural:

Geólogos como Robert Schoch sostienen que las estructuras podrían haberse formado de manera natural, producto de procesos como la erosión marina, actividad sísmica y fracturas geológicas propias de la región. Según esta visión, la apariencia de construcción artificial sería solo una ilusión provocada por las formas geométricas de las rocas.

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Teoría artificial:

Por otro lado, investigadores como el geólogo marino Masaaki Kimura y el divulgador Graham Hancock defienden que se trata de una obra humana realizada por una civilización prehistórica desaparecida. Argumentan que la disposición simétrica, las rampas, plataformas y posibles símbolos grabados son demasiado precisos como para ser obra de la naturaleza. Según esta hipótesis, la estructura habría quedado sumergida tras el derretimiento de los hielos al final de la última glaciación.

Un enigma que sigue sin resolverse

A pesar de décadas de estudios, no se han hallado artefactos arqueológicos en la zona que permitan confirmar con certeza el origen artificial del monumento. No obstante, el debate sigue abierto y el sitio continúa atrayendo a científicos, exploradores y curiosos de todo el mundo, fascinados por el misterio.

El investigador Graham Hancock declaró que, de confirmarse su origen humano, “Yonaguni estaría al mismo nivel que Göbekli Tepe en Turquía, y obligaría a reescribir completamente la historia de la civilización”.

El océano, guardián de secretos

La pirámide submarina de Yonaguni nos recuerda que más del 70% del planeta está cubierto por océanos, en gran parte inexplorados. Este hallazgo plantea una inquietante posibilidad: ¿y si existieron culturas avanzadas mucho antes de lo que creemos, cuyos rastros yacen ahora en las profundidades?

Por ahora, el Monumento de Yonaguni sigue siendo uno de los grandes enigmas sin resolver de la arqueología moderna. Un misterio sumergido que desafía nuestras certezas sobre el pasado y deja abierta la puerta a nuevas y sorprendentes revelaciones.

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Ciencia y Tecnología

África podría partirse en dos y dar origen a un nuevo océano

La grieta, visible en la superficie y monitoreada por satélites, podría dividir el continente en dos grandes masas y crear un nuevo océano en unos millones de años.

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África está atravesando un fenómeno geológico de proporciones colosales que, en un futuro lejano, podría modificar para siempre su geografía. Se trata del Sistema del Rift de África Oriental, una fractura en la corteza terrestre que se extiende por más de 6.000 kilómetros, desde el mar Rojo hasta Mozambique. Esta grieta está separando lenta pero inexorablemente el continente africano en dos bloques, y según los científicos, el proceso podría desembocar en la formación de un nuevo océano.

Una grieta en expansión

El Rift atraviesa países como Etiopía, Kenia, Tanzania, Uganda, Somalia y Mozambique, y se estima que crece entre 6 y 7 centímetros por año. Aunque ese avance es imperceptible a escala humana, en tiempos geológicos representa una velocidad significativa. Estudios recientes estiman que la separación definitiva podría producirse en unos 20 millones de años, momento en el cual el Cuerno de África se convertiría en una gran isla.

El corazón del proceso: las placas tectónicas

Este fenómeno es impulsado por la interacción de tres placas tectónicas: la nubia, la somalí y la arábiga. Su movimiento genera una enorme tensión en la litosfera, provocando la formación de grietas, terremotos y una intensa actividad volcánica. En 2005, un episodio impactante dio una muestra del poder de este proceso: una fisura de 60 kilómetros se abrió súbitamente en Etiopía, desplazando el suelo dos metros en minutos, un fenómeno que normalmente llevaría siglos.

Un laboratorio geológico natural

El Rift africano no solo es una fractura: es también el origen de algunos de los paisajes más icónicos del continente. Montañas como el Kilimanjaro y el Monte Kenia, y lagos como el Victoria, Tanganyika y Malawi, se formaron como resultado directo de este proceso geológico.

Además, la región es objeto de estudio global por parte de científicos que, con herramientas como imágenes satelitales y simulaciones en 3D, analizan los efectos de un gigantesco afloramiento de roca caliente proveniente del manto terrestre, conocido como el Superplume Africano.

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Consecuencias para el medio ambiente y la población

Más allá de su interés científico, este fenómeno plantea desafíos sociales y ambientales. En 2018, una grieta de 56 kilómetros en Kenia obligó al desplazamiento de cientos de personas. A medida que la fractura avance, se espera que estos episodios se repitan, afectando infraestructuras, asentamientos humanos y economías regionales.

La eventual aparición de un nuevo océano también podría alterar rutas comerciales clave, como las del Canal de Suez, y modificar patrones climáticos y ecosistemas en toda la región.

Una nueva frontera marítima

De continuar su curso actual, el Rift de África Oriental podría dar lugar al sexto océano de la Tierra, tal como sucedió hace unos 200 millones de años cuando África y Sudamérica se separaron, dando origen al océano Atlántico. Esta futura masa de agua aún sin nombre dividiría el continente y marcaría una nueva era en la historia geológica del planeta.

Un planeta en constante transformación

La fractura africana es un recordatorio de que la Tierra está viva y en constante cambio. Lo que hoy es una grieta que cruza desiertos, mesetas, volcanes y lagos, podría convertirse en una frontera oceánica, redibujando el mapa tal como lo conocemos. La comunidad científica observa con atención el desarrollo de este proceso, considerado uno de los más fascinantes y reveladores del planeta.

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