En el Sillón...
«No, No Me Estoy Volviendo Viejo» por Víctor Hugo, el autor de «los miserables»
Una reflexión sobre la sabiduría y la aceptación personal
Hoy, exploramos el conmovedor texto de Víctor Hugo, «No, No Me Estoy Volviendo Viejo». En la sección «En el Sillón» de nuestro portal de noticias, dedicamos espacio a la introspección y la reflexión sobre la vida, la sabiduría y el autodescubrimiento. Este escrito nos invita a reconsiderar nuestras percepciones sobre el envejecimiento y la madurez, planteando que, en lugar de simplemente acumular años, uno puede ganar sabiduría y paz interior.
El autor hace hincapié en dejar de ser lo que otros desean para convertirse en lo que uno realmente quiere ser. Este acto de aceptación personal implica abandonar la búsqueda de aprobación externa y los «espejos mentirosos» que distorsionan la verdadera esencia de uno mismo. Hugo argumenta que esta liberación es un signo de sabiduría, no de vejez.
El texto resalta cómo las prioridades cambian con el tiempo. Hugo describe un cambio de las noches de fiesta a los insomnios de aprendizaje, y de las copas de vino a las tazas de café. Este cambio simboliza un giro hacia actividades más significativas y enriquecedoras. En lugar de vivir historias, el autor elige escribirlas, representando una transición hacia la creación y la reflexión.
ENVEJECIENDO CON DIGNIDAD: «No, No Me Estoy Volviendo Viejo»
—Te estás volviendo viejo me dijeron.!!!!, has dejado de ser tú, te estás volviendo amargado y solitario.
—No,…respondí no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo sabio.He dejado de ser lo que a otros agrada, para convertirme en lo que a mí me agrada ser. He dejado de buscar la aceptación de los demás para aceptarme a mí mismo. He dejado tras de mí los espejos mentirosos que engañan sin piedad.No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo asertivo, selectivo de lugares, de personas, de costumbres e ideologías.He dejado ir apegos, dolores innecesarios, personas, almas y corazones; No es por amargura, es simplemente por salud.Dejé las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje, dejé de vivir historias y comencé a escribirlas. Hice a un lado los estereotipos impuestos.Dejé de usar maquillaje para ocultar mis heridas, ahora llevo un libro que embellece mi mente y mi alma.Cambié las copas de vino por tazas de café, me olvidé de idealizar la vida y comencé a vivirla.No, no me estoy poniendo viejo, pues llevo en el alma lozanía, y en el corazón la inocencia de quien a diario se descubre.Llevo en las manos, la ternura de un capullo que al abrirse expandirá sus alas a otros sitios inalcanzables, para aquellos que solo buscan la frivolidad de lo material.Llevo en mi rostro, la sonrisa que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la vida, de la naturaleza, llevo en mis oídos el trinar de las aves alegrando mi andar.No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo selectivo, apostando mi tiempo a lo intangible. Reescribiendo el cuento que alguna vez me contaron, redescubriendo mundos, rescatando aquellos viejos libros que a medias páginas había olvidado.Me estoy volviendo más prudente, he dejado los arrebatos que nada enseñan. Estoy aprendiendo a hablar de cosas trascendentes, estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, estoy sembrando ideales y forjando mi destino.No, no es que me esté volviendo viejo por dormir temprano los sábados, es que también los domingos hay que despertar temprano, disfrutar el café sin prisa y leer con calma un poemario.No es por vejez, por lo que se camina lento, es para observar la torpeza de los que a prisa andan y tropiezan con el descontento.No es por vejez, por lo que a veces se guarda silencio, es simplemente porque, no a toda palabra hay que hacerle eco.
No, no me estoy poniendo viejo, ahora estoy comenzando a vivir lo que realmente me interesa.