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En el Sillón...

«El hábito de sentirnos ofendidos»

Descubre la revelación que puede cambiar tu forma de percibir las ofensas

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En el sillón… «El hábito de sentirnos ofendidos»– Las personas se pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo. La sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida… ¡nadie te ofendió!. Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren.
Y las expectativas las creas tú con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias. Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido.💡
Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas. Tus ideas son las que te lastiman.
Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal o cual forma y no lo hizo… Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación. ¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende ni daña a nadie. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma.☝️
El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las “ofensas”.
Cuando nacemos, somos auténticos
Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la sociedad y televisión nos enseñan. Y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y de cómo deben actuar los demás.
Una de las mayores fuentes de ofensas es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble.
Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías.
Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso. Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. ¡Déjalos ser! nadie te pertenece.
Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir.

1.Entiende que nadie te ofendió y transforma el hábito

Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y Dios, las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA va a cuadrar con esas ideas que tienes. Porque ellos tienen las suyas.

2.Deja a las personas Ser

Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos si te los piden, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.

3.Nadie te pertenece.

Ni tus padres, ni amigos ni parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Vive y deja vivir.

4.Deja de pensar demasiado

Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes oscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.

5.La perfección no existe

Ni el padre, amigo, pareja perfectos. Es un concepto creado por la mente humana que a un nivel intelectual puedes comprender, pero en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario. Un bosque perfecto serían puros árboles, Sol, no bichos… ¿existe? No. Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿existe? No. Solo a un nivel intelectual. En la realidad- ¡jamás va a existir!.
Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la realidad. Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres o no piensan como tú. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.

6. Disfruta de la vida

La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo. Me complacerá decírtelo por experiencia.

7.Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado

Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su explicación amorosa de por qué lo hizo. Y perdónala. Si un ser querido ya no está en este mundo, utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Te dará una enorme paz.

8. A la luz del corto período de vida que tenemos, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices

. Nuestra compañera la muerte en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos. Es superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.

9.Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida saneR

Descárgate (no confundir con desquitarse) con alguien para dejar fluir el dolor. Vuelve a leer este artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de consciencia en tu interior. Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida…

En el Sillón...

William Shakespeare y el valor del tiempo

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En el Sillón… William Shakespeare escribió: «El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que tienen miedo, muy largo para los que lamentan, muy corto para los que festejan, pero para los que aman, el tiempo es una eternidad». Esta reflexión nos invita a pensar en la percepción subjetiva del tiempo y cómo varía según nuestras emociones y vivencias.

El tiempo es uno de los elementos más intrigantes de la vida humana. No es tangible, no podemos verlo ni controlarlo, pero lo sentimos constantemente. En ocasiones, lo anhelamos, deseamos que pase rápido para olvidar las penas o curar heridas, mientras que en otros momentos quisiéramos detenerlo y disfrutar al máximo una experiencia. Esta relación paradójica con el tiempo es lo que le otorga tanto poder sobre nuestras emociones y decisiones.

A lo largo de nuestra vida, experimentamos el tiempo de maneras muy diferentes. Cuando somos niños, el tiempo parece eterno; los días de verano son largos y las navidades tardan en llegar. Pero a medida que crecemos, el tiempo parece acelerar. Las semanas vuelan, los años pasan en un abrir y cerrar de ojos, y la percepción de la vida se transforma. Esta sensación de rapidez nos lleva a reflexionar sobre cómo estamos invirtiendo nuestro tiempo y qué decisiones tomamos en función de él.

Con el tiempo, también aprendemos que, en nuestras relaciones, algunas personas nos hacen sentir que perdemos el tiempo, mientras que con otras parece que el tiempo vuela. Estas experiencias nos enseñan a valorar a quienes nos rodean, a cuidar de nuestros vínculos y a buscar compañía en aquellos que realmente hacen que nuestras horas sean significativas. Como bien se dice, con algunas personas se pierde la noción del tiempo, mientras que con otras se recupera el tiempo perdido.

Es irónico que, como seres humanos, siempre estemos en conflicto con el tiempo. Queremos que pase rápido cuando estamos atravesando una situación difícil o dolorosa, pero en los momentos de alegría y plenitud, deseamos que se detenga. Nos sentimos atrapados en este ciclo constante de desear que el tiempo cambie, olvidando que lo único que realmente podemos controlar es cómo lo aprovechamos.

Como bien se menciona, el tiempo es como un río: no puedes tocar la misma agua dos veces, porque cada instante es único y no volverá a repetirse. Esta metáfora nos recuerda que cada momento de nuestra vida debe ser valorado. En lugar de mirar constantemente hacia el pasado con lamentos o hacia el futuro con ansiedad, debemos aprender a vivir en el presente, disfrutando cada segundo.

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Aprovechar el tiempo no significa simplemente ser productivos o cumplir con una lista interminable de tareas. Se trata de encontrar el equilibrio entre nuestras responsabilidades y aquellos momentos que nos brindan alegría y satisfacción personal. Se trata de aprender del pasado sin quedarnos atrapados en él, y de planificar el futuro sin olvidar vivir el presente.

En conclusión, nunca podremos cambiar lo que ya ha sucedido, pero siempre tendremos la opción de aprender de nuestras experiencias. El tiempo, en su perfección, nos brinda lecciones que a menudo no comprendemos en el momento, pero que con la distancia adecuada, nos revelan su verdadero propósito. Aprovechemos cada segundo y recordemos que la vida, como el río, sigue su curso, y depende de nosotros cómo queremos navegar en él.

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En el Sillón...

La locura de Van Gogh y el refugio del arte

¿Alguna vez te preguntaste por qué las obras de Van Gogh nos conmueven tanto?

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En el Sillón… Un lector compartió con nosotros una reflexión profunda sobre la conexión que siente con Van Gogh, el pintor holandés. Al igual que muchos de nosotros, en algún momento de la vida hemos experimentado momentos de dolor y desesperanza. Sin embargo, el arte, y en particular la obra de Van Gogh, nos ofrece un refugio, un espacio donde transformar nuestras emociones más oscuras en belleza.

Un día me preguntaron ¿porque me gustan las obras de Vincent Van Gogh? Y yo sonreí …

– Entiendo su locura… respondí.

¿Quién no querría escapar de su realidad y convertirla en algo hermoso?

El arte te puede transportar de una triste realidad llena de espinas a un jardín lleno de bugambilias empezando a florecer, a un manantial cristalino lleno de vida.

Los artistas son creadores natos de realidades desconocidas. Son capaces de robar una sonrisa o hacer rodar una lágrima por tu mejilla.

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Hace años pasé una vivencia muy dolorosa, toqué fondo, fue tan doloroso que me sentí muerta en vida, rota en mil pedazos, no sabía cómo salir de tanta tristeza, tomé mi lápiz y como un arma cargada empecé a soltar todo lo que de ella salía, fueron garabatos y líneas sin sentido, pero allí estaba lo que calmaba mi dolor, como un ungüento para mi alma atormentada.

Imagino que Vincent se pudo sentir igual mientras pintaba la noche estrellada.

Su vida cargada de desaciertos y altibajos, nos hace creer que hay belleza mucho más allá de lo que podemos ver.

«Entendí su locura», nos confiesa nuestro lector. «Quién no querría escapar de una realidad dolorosa y convertirla en algo hermoso». Y es que, en las pinceladas vibrantes y los trazos enérgicos de Van Gogh, encontramos un reflejo de nuestra propia alma. Sus cuadros, cargados de emoción y expresividad, nos invitan a sumergirnos en un mundo donde la tristeza se transforma en esperanza y la oscuridad da paso a la luz.

Vincent van Gogh, un artista cuya vida estuvo marcada por la lucha y la soledad, logró plasmar en sus cuadros un universo emocional intenso y vibrante. Obras como «La noche estrellada», «Los girasoles» y «Autorretrato con la oreja vendada» se han convertido en iconos del arte universal, cautivando a millones de personas a lo largo de los siglos.

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El arte como bálsamo para el alma

La experiencia de nuestro lector nos recuerda el poder sanador del arte. A través de la creación artística, podemos expresar nuestras emociones más profundas, encontrar un sentido a nuestro sufrimiento y, en última instancia, sanar nuestras heridas.

¿Y tú? ¿Has encontrado en el arte una forma de expresar tus sentimientos y conectar con otros?

Reflexiones para el alma

  • La belleza en la adversidad: Van Gogh, a pesar de una vida marcada por la lucha y la soledad, nos legó un legado artístico de inmenso valor. Su historia nos enseña que incluso en los momentos más oscuros, la belleza puede florecer.
  • El poder transformador del arte: El arte tiene la capacidad de transformar nuestras vidas. Puede inspirarnos, consolarnos y ayudarnos a crecer como personas.
  • La importancia de expresar nuestras emociones: A menudo, reprimir nuestras emociones puede ser perjudicial para nuestra salud mental. El arte nos ofrece una vía segura y saludable para expresar lo que llevamos dentro.

Referencias de Vicent Van Gogh

Vincent van Gogh (1853-1890) fue un pintor neerlandés postimpresionista cuyas obras son conocidas por su emotiva profundidad y uso expresivo del color. A lo largo de su vida, Van Gogh luchó con problemas de salud mental y pobreza, lo que, combinado con su intensa pasión por el arte, lo llevó a crear algunas de las pinturas más icónicas de la historia.

Primeros años y carrera

  • Nacimiento y educación: Vincent Willem van Gogh nació el 30 de marzo de 1853 en Zundert, Países Bajos. Creció en una familia religiosa y de clase media. Inicialmente trabajó como comerciante de arte y más tarde como predicador en una región minera antes de decidir dedicarse al arte a los 27 años.
  • Formación artística: En 1880, Van Gogh decidió dedicarse al arte, en gran parte gracias a la influencia de su hermano menor, Theo, quien fue un importante apoyo emocional y financiero. Comenzó su formación en Bruselas y luego estudió en la Academia de Bellas Artes de Amberes. Sus primeras obras fueron principalmente escenas campesinas, influenciadas por el realismo.

Estilo y obras principales

  • Evolución del estilo: Van Gogh comenzó pintando escenas oscuras y sombrías, pero su estilo cambió dramáticamente después de mudarse a París en 1886. Allí, conoció a los impresionistas y neoimpresionistas, lo que influyó en su paleta de colores, volviéndose más vibrante y explorando el uso del color de manera simbólica y emocional.
  • Obras destacadas: Entre sus pinturas más famosas se encuentran La noche estrellada (1889), Los girasoles (1888), La casa amarilla (1888), y El dormitorio en Arlés (1888). Estas obras reflejan su capacidad única para transformar la naturaleza y la vida cotidiana en representaciones emocionales intensas.

Vida personal y salud mental

  • Lucha con la salud mental: Van Gogh luchó durante gran parte de su vida adulta con problemas de salud mental, que incluían episodios de depresión y ansiedad. En 1888, tras una pelea con su amigo y colega Paul Gauguin, Van Gogh sufrió una crisis mental que lo llevó a cortarse parte de su oreja izquierda. Este evento marcó el inicio de un período particularmente turbulento para el artista.
  • Internamiento y muerte: Van Gogh pasó los últimos años de su vida en instituciones psiquiátricas, incluyendo un año en el hospital de Saint-Paul-de-Mausole en Saint-Rémy-de-Provence, donde pintó algunas de sus obras más famosas, incluyendo La noche estrellada. El 27 de julio de 1890, a los 37 años, Van Gogh se disparó en el pecho en un campo de trigo en Auvers-sur-Oise, Francia. Falleció dos días después debido a sus heridas.

Legado

  • Reconocimiento póstumo: Aunque en vida solo vendió una pintura (La viña roja), después de su muerte, Van Gogh se convirtió en uno de los artistas más influyentes y célebres de la historia del arte. Su obra ha inspirado innumerables artistas y continúa siendo objeto de estudio y admiración en todo el mundo.
  • Impacto en el arte moderno: Van Gogh es considerado uno de los precursores del arte moderno. Su uso innovador del color, su estilo único y su habilidad para plasmar sus emociones en sus pinturas lo han establecido como uno de los pilares del arte postimpresionista.
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En el Sillón...

«No, No Me Estoy Volviendo Viejo» por Víctor Hugo, el autor de «los miserables»

Una reflexión sobre la sabiduría y la aceptación personal

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Hoy, exploramos el conmovedor texto de Víctor Hugo, «No, No Me Estoy Volviendo Viejo». En la sección «En el Sillón» de nuestro portal de noticias, dedicamos espacio a la introspección y la reflexión sobre la vida, la sabiduría y el autodescubrimiento. Este escrito nos invita a reconsiderar nuestras percepciones sobre el envejecimiento y la madurez, planteando que, en lugar de simplemente acumular años, uno puede ganar sabiduría y paz interior.

El autor hace hincapié en dejar de ser lo que otros desean para convertirse en lo que uno realmente quiere ser. Este acto de aceptación personal implica abandonar la búsqueda de aprobación externa y los «espejos mentirosos» que distorsionan la verdadera esencia de uno mismo. Hugo argumenta que esta liberación es un signo de sabiduría, no de vejez.

El texto resalta cómo las prioridades cambian con el tiempo. Hugo describe un cambio de las noches de fiesta a los insomnios de aprendizaje, y de las copas de vino a las tazas de café. Este cambio simboliza un giro hacia actividades más significativas y enriquecedoras. En lugar de vivir historias, el autor elige escribirlas, representando una transición hacia la creación y la reflexión.

ENVEJECIENDO CON DIGNIDAD: «No, No Me Estoy Volviendo Viejo»

—Te estás volviendo viejo me dijeron.!!!!, has dejado de ser tú, te estás volviendo amargado y solitario.
—No,…respondí no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo sabio.
He dejado de ser lo que a otros agrada, para convertirme en lo que a mí me agrada ser. He dejado de buscar la aceptación de los demás para aceptarme a mí mismo. He dejado tras de mí los espejos mentirosos que engañan sin piedad.
No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo asertivo, selectivo de lugares, de personas, de costumbres e ideologías.
He dejado ir apegos, dolores innecesarios, personas, almas y corazones; No es por amargura, es simplemente por salud.
Dejé las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje, dejé de vivir historias y comencé a escribirlas. Hice a un lado los estereotipos impuestos.
Dejé de usar maquillaje para ocultar mis heridas, ahora llevo un libro que embellece mi mente y mi alma.
Cambié las copas de vino por tazas de café, me olvidé de idealizar la vida y comencé a vivirla.
No, no me estoy poniendo viejo, pues llevo en el alma lozanía, y en el corazón la inocencia de quien a diario se descubre.
Llevo en las manos, la ternura de un capullo que al abrirse expandirá sus alas a otros sitios inalcanzables, para aquellos que solo buscan la frivolidad de lo material.
Llevo en mi rostro, la sonrisa que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la vida, de la naturaleza, llevo en mis oídos el trinar de las aves alegrando mi andar.
No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo selectivo, apostando mi tiempo a lo intangible. Reescribiendo el cuento que alguna vez me contaron, redescubriendo mundos, rescatando aquellos viejos libros que a medias páginas había olvidado.
Me estoy volviendo más prudente, he dejado los arrebatos que nada enseñan. Estoy aprendiendo a hablar de cosas trascendentes, estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, estoy sembrando ideales y forjando mi destino.
No, no es que me esté volviendo viejo por dormir temprano los sábados, es que también los domingos hay que despertar temprano, disfrutar el café sin prisa y leer con calma un poemario.
No es por vejez, por lo que se camina lento, es para observar la torpeza de los que a prisa andan y tropiezan con el descontento.
No es por vejez, por lo que a veces se guarda silencio, es simplemente porque, no a toda palabra hay que hacerle eco.
No, no me estoy poniendo viejo, ahora estoy comenzando a vivir lo que realmente me interesa.

AUTOR; VÍCTOR HUGO.

Víctor Hugo, en su texto «No, No Me Estoy Volviendo Viejo», nos ofrece una perspectiva refrescante sobre el envejecimiento. No se trata de una acumulación de años, sino de una evolución hacia una vida más sabia, selectiva y auténtica. En su relato, Hugo deja claro que ha encontrado una manera de vivir que prioriza la salud mental, la paz interior y la verdadera satisfacción personal. Al dejar atrás las expectativas de los demás y abrazar sus propios valores y deseos, ha descubierto una nueva forma de juventud, marcada por la inocencia del autodescubrimiento y la ternura del crecimiento personal.

Esta reflexión es una invitación a todos nosotros a reconsiderar cómo vemos la vejez y a apreciar la sabiduría que puede venir con los años. No se trata solo de envejecer, sino de aprender a vivir de una manera que realmente nos satisfaga y enriquezca.

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