Martín Haas, es co-director y guionista de «El futuro imposible», ganadora del concurso «Renacer» del Ministerio de Cultura y recientemente presentada en el Festival de Annecy en Francia, comparte detalles sobre su nuevo proyecto altruista. «El Futuro Imposible», una serie animada, busca visualizar las impactantes consecuencias de la contaminación en un mundo al borde del colapso ambiental.
Desde su refugio creativo, Haas expresa la creencia de que para construir un futuro diferente, primero debemos ser capaces de imaginarlo. Es en esta premisa donde la serie pretende hacer su aporte, ofreciendo destellos de un futuro improbable, pero no imposible.
La producción, que se gesta en Bariloche, se destaca por su calidad y profundidad en la exploración de temas ambientales. Haas y Antonio «Toni» Balseiro, co-directores y guionistas, colaboran con Fernando Salem en la elaboración de los guiones.
El avance de la serie presenta un futuro en el que una mujer mayor rememora su juventud en el presente. A medida que evocan sus recuerdos, se entretejen elementos de ciencia ficción con realidades palpables, subrayando el absurdo del consumo desenfrenado, la degradación del entorno y el dominio de las corporaciones.
«El Futuro Imposible» emerge como un proyecto valiente que busca concienciar sobre la urgencia de abordar la crisis ambiental. A través de la animación, pretende instigar reflexiones y propiciar un diálogo sobre el camino hacia un futuro sostenible.
Martín Haas, uno de los directores y guionistas de «El futuro imposible», una serie animada sobre la lucha contra el colapso ambiental
«Si no podemos imaginar un futuro distinto, ese es el que haremos realidad, como en una profecía autocumplida. Y de ahí se desprende que si queremos crear un futuro distinto, primero tenemos que poder imaginarlo. Ahí es donde creemos que podemos aportar algo: aunque sea unos destellos de otro futuro improbable, pero posible», explica Haas en diálogo con Télam, al brindar detalles sobre la serie que pronto estará disponible.
-¿Cómo nació el proyecto?
Matías Haas: La idea surgió en 2011. Veníamos viendo documentales como «The Corporation», «Fahrenheit 911», «The Century of the Self», «Money as Debt», y habíamos armado un sitio web al que llamamos «estamos en el horno»(ya no existe) para difundirlos gratuitamente.
Preocupados por el estado del mundo, junto a Antonio Balseiro teníamos ganas de hacer un documental de animación sobre alguna de estas temáticas, es decir para denunciar el grave estado en que nos veíamos.
Pero en 2011 me apunté a un un curso de diseño de ecoaldeas de Gaia Education que cambió mi (y nuestra) forma de ver el mundo. Descubrimos que había muchísimas soluciones a nuestros principales problemas ecológicos, económicos, sociales y de visión del mundo, y una creciente red de movimientos en todo el mundo trabajando a diario para crear un futuro mejor. Eso nos llevó a cambiar el foco de nuestro proyecto de película de animación, dejando el tono puramente pesimista para enfocarnos en las soluciones, en ofrecer una visión de un futuro distinto (y mejor). Y entonces surgió la idea de «El futuro imposible», cuyo estuvimos trabajando varios años con el asesoramiento de Daniel Wahl, autor del libro «Diseñando culturas regenerativas»). Hasta 2018 estuvimos trabajando parcialmente en ello mientras continuábamos con otros trabajos, más vinculados a la publicidad.
– ¿Cómo fue encarar una producción colectiva sin fines de lucro?
MH: A lo largo de los años el proyecto pasó por distintas etapas, con distintos objetivos y formas. Al principio queríamos hacerlo en forma de película, y creamos un video teaser para conseguir fondos para ello. Y parecía que estábamos por lograrlo, cuando, de golpe, apareció la pandemia. En esas primeras semanas de calles vacías, parecía casi el fin del mundo, y las puntas que teníamos para desarrollar la película por vía comercial nos dijeron que volvamos a hablar en seis meses, lo cual en el momento nos parecía como que nos digan que en la próxima vida.
Decidimos entonces que no podíamos guardarnos más toda esa información, y que íbamos a hacer la película de manera colaborativa por internet, convocando a ilustradores, animadores y cualquier persona que quisiera colaborar a ayudarnos a hacerlo realidad, creando cortometrajes animadores que luego se unirían en una película. Esa etapa duró hasta fin de 2021, hasta cuando junto a Martin Domínguez, director de la agencia Piensa, también de Bariloche como Antonio y yo, decidimos asociarnos para producir «El futuro imposible» en formato serie. Entre 600 proyectos que se presentaron en todo el país, ganamos en categoría Serie de Animación para la región Patagonia.
– ¿Cómo y cuándo se podrán ver los capítulos de la serie?
MH: Estimamos terminar la serie. Al ser financiada por el Ministerio de Cultura de la Nación, se estrenará primero en los medios oficiales de Argentina, creemos que en canal Encuentro y Cine.ar. Luego depende de los acuerdos de distribución que consigamos cómo difunde en el resto del mundo.
-¿Cómo fue su experiencia en festivales, como en Annecy?
MH: A Annecy llegamos de la mano de Ventana Sur, tras ganar con Piensa las Animation Pitching Sessions de 2021, donde contamos nuestro proyecto y pedimos asesoramiento sobre cómo terminar de financiar la serie y distribuirla internacionalmente. Fue un lugar donde nos encontramos con personas muy talentosas y generamos contactos para la futura distribución, que aún no rindieron sus frutos ya que esperan ver la serie terminada, ya que no pedimos dinero para la producción sino para la distribución.
– ¿Quiénes se sumaron a colaborar?
MH: Más de cien personas se sumaron al proyecto, la mayoría de Argentina, pero también de varios países de Latinoamérica y alguno que otro del mundo no hispano. Varias personas contaban con gran experiencia en el mundo audiovisual, pero la mayoría recién comenzaban a estudiar algo relacionado, y muchas otras no tenían experiencia pero muchas granas de aprender y ayudar como se pudiera. Por eso decidimos hacer clases gratuitas online de ilustración y animación, para que cualquiera pudiera empezar a producir imágenes para el proyecto.
-¿Por qué apostaron al lenguaje de la animación?
MG: En primer lugar porque llevamos décadas trabajando con animación, con lo cual para nosotros la decisión no era si usar o no animación, sino qué podíamos hacer con la animación que el mundo necesitara. Qué podíamos aportar a la causa.
Más allá de eso, en general veíamos que si bien había muchos documentales con un montón de información copada, la mayoría tenía un tono y una forma que los volvían algo «de nicho», para gente copada en documentales de ese tipo. En la animación veíamos la oportunidad de llevar esas ideas y mensajes a un público más amplio, apelando al entretenimiento y entrando más «por los ojos». Nos imaginábamos una especie de «Baraka» (NdR: el documental del estadounidense de Ron Fricke) combinado con «Mind Game» (NdR: la película de animación japonesa de 2004 dirigida por Masaaki Yuasa y Kôji Morimoto).
La estética de «El futuro imposible» se basa en la combinación de fondos en foto o video con personajes ilustrados y animados. Más allá del impacto visual, lo que buscamos es que los fondos reales o foto-realistas nos ayuden a mostrar las texturas y particularidades tanto de las cosas «malas», como la explosión en una mina a cielo abierto, como de las «buenas», como un cultivo con técnicas de permacultura. Es decir que se vea la «realidad» y no quede en algo más abstracto o simbólico, que tenga ese aspecto documental. Por otra parte los personajes, tanto humanos como animales o robots, complementan ese lado documental dándole un toque más «anime» que buscamos para acercarnos a públicos más jóvenes que no suelen ser tan fans del género documental.
(Télam)