Israel se encuentra en alerta máxima tras el lanzamiento sin precedentes de más de 180 misiles balísticos por parte de Irán, lo que marca una escalada dramática en el conflicto entre ambos países. Este ataque, que impactó varios objetivos militares israelíes, se produce menos de 24 horas después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenara una incursión terrestre significativa en el sur del Líbano, considerada la mayor en una generación.
Según informes, los misiles iraníes fueron dirigidos hacia tres bases militares en Israel como represalia por los recientes ataques aéreos israelíes en Líbano. Estos devastaron los suburbios del sur de Beirut y varias aldeas en la región. Este ataque es visto como una respuesta directa a las operaciones militares israelíes que intensificaron las tensiones en la frontera norte de Israel.
¿Por qué Irán decidido atacar ahora, tras años de contención?
La respuesta se encuentra en los recientes movimientos de Israel contra los aliados clave de Irán en la región, y en la política de Teherán de proteger lo que se conoce como el Eje de la Resistencia, una alianza de grupos y milicias afines a Irán.
Esta semana, Israel lanzó una serie de ataques contra Hizbulá en el sur del Líbano. Al mismo tiempo, las fuerzas israelíes bombardearon posiciones de los hutíes en Yemen, otro aliado de Irán en la región. Ambas operaciones forman parte de la estrategia israelí para debilitar a los grupos vinculados a Teherán, que rodean a Israel y representan una amenaza para su seguridad.
El eje de la Resistencia
El Eje de la Resistencia está compuesto por Hizbulá en Líbano, los hutíes en Yemen, Hamás en Gaza, y otras milicias chiitas en Siria, Irak, Afganistán y Pakistán, todas ellas cercanas a Irán tanto en términos ideológicos como estratégicos. Aunque la mayoría de estos grupos son chiitas, una excepción notable es Hamás, un grupo sunita, que también por tuvo el apoyo de Iraán en su lucha contra Israel. Esta red de aliados permite a Irán influir en toda la región y proyectar poder desde una posición geográficamente ventajosa.
El ataque iraní contra Israel se entiende mejor en este contexto de alianzas regionales. Teherán ha invertido enormes recursos en fortalecer estos vínculos, suministrando armas, entrenamiento y apoyo económico a sus socios. Cuando Israel atacó a Hizbulá y los hutíes, Irán consideró que su credibilidad y liderazgo dentro del eje estaban en juego. Para Teherán, no responder sería visto como un signo de debilidad, tanto por sus aliados como por sus enemigos.
La situación se volvió más compleja tras la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah. A Hezolá lo asesinaron en un ataque israelí en Beirut el pasado viernes. La eliminación de Nasrallah representa un duro golpe para el grupo militante chiita, que fue un actor clave en la resistencia contra Israel. El vacío de poder que deja su muerte podría provocar una mayor inestabilidad en la región, ya que Hezbolá ha prometido vengar su líder y retaliar de forma contundente.
La respuesta de Israel
En respuesta a los ataques iraníes, fuentes del gobierno israelí han afirmado que Israel tomará represalias. “No toleraremos ningún ataque contra nuestro territorio o nuestro pueblo”, declaró un alto funcionario de defensa israelí. “Irán debe entender que hay consecuencias por sus acciones”.
Los expertos en seguridad advierten que este desarrollo podría llevar a una escalada aún mayor de la violencia en la región, con la posibilidad de que las tensiones se extiendan a otros actores en el conflicto, incluidos Estados Unidos y sus aliados. La Casa Blanca ha expresado su preocupación por la situación, instando a ambas partes a la moderación y a la desescalada de las hostilidades.
Mientras tanto, la población israelí vive momentos de tensión y miedo, con sirenas sonando en varias ciudades y los ciudadanos buscando refugio ante la amenaza de nuevos ataques. Las fuerzas armadas israelíes han incrementado su estado de alerta y han intensificado las medidas de seguridad en las fronteras.
Este conflicto, que ha estado latente durante años, ha alcanzado un punto crítico, y los recientes eventos han suscitado temores de que pueda desencadenar una guerra a gran escala en la región. La comunidad internacional observa con preocupación los acontecimientos, esperando que se tomen medidas diplomáticas para evitar un conflicto aún más devastador.
A medida que las tensiones continúan aumentando, el futuro de la paz en la región se ve cada vez más incierto, con Irán e Israel en una peligrosa escalada de hostilidades.