En un nuevo intento por destrabar el prolongado conflicto entre Rusia y Ucrania, las delegaciones de ambos países mantendrán este viernes una reunión en Estambul. Aunque el encuentro es promovido como una oportunidad de reinicio del diálogo, los líderes de ambas naciones, Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, han optado por no asistir, lo que ha alimentado el escepticismo internacional respecto al posible éxito de las conversaciones.
La cita tiene lugar bajo la mediación de Turquía, que ya fue sede de rondas de diálogo previas en 2022, y contará además con la participación de una delegación de Estados Unidos, encabezada por el secretario de Estado, Marco Rubio. En representación de Ucrania estará su ministro de Defensa, Rustem Umérov, mientras que por parte de Rusia asistirá el asesor presidencial Vladímir Medinski, junto a altos funcionarios de Defensa y del Ministerio de Exteriores.
El presidente Zelenski confirmó en las últimas horas que no viajará a Estambul y agradeció públicamente a su par turco, Recep Tayyip Erdogan, “el apoyo a la integridad territorial y soberanía” de Ucrania. La decisión de no participar directamente en el encuentro, según fuentes del gobierno ucraniano, responde al bajo nivel diplomático de la representación rusa, lo que restaría valor simbólico y político a una hipotética cumbre de alto nivel.
Una foto repetida, pero con matices nuevos
Las negociaciones entre ambos países ya tuvieron un capítulo similar en Estambul en la primavera de 2022, cuando las tropas rusas avanzaban peligrosamente sobre Kiev. Tres años después, el escenario es otro: Ucrania ha logrado frenar importantes ofensivas del Kremlin, pero el desgaste militar y político es evidente. A ello se suma la pérdida de entusiasmo por parte de aliados fundamentales como Estados Unidos, que si bien sigue comprometido con Kiev, comienza a mostrar señales de impaciencia ante la falta de avances concretos.
Marco Rubio lo expresó con claridad al asegurar que “la única forma” de lograr avances reales sería con una reunión directa entre los presidentes Trump y Putin. “No anticipo nada productivo hasta que haya una conversación franca y directa”, sentenció el jefe de la diplomacia estadounidense, que este viernes también se reunirá con las delegaciones rusa y ucraniana por separado.
Las dudas sobre la voluntad rusa
En distintos círculos diplomáticos se especula con que esta reapertura del diálogo podría ser, en realidad, una estrategia del Kremlin para ganar tiempo y proyectar una falsa disposición negociadora. “La política exterior rusa ya ha demostrado en el pasado que utiliza procesos diplomáticos para bloquear soluciones, alterar condiciones y manipular escenarios internacionales a su favor”, coinciden varios analistas.
Desde Moscú, sin embargo, la narrativa oficial insiste en la voluntad de alcanzar “una paz duradera”. Así lo expresó Medinski, quien declaró que el objetivo del encuentro es “resolver las raíces del conflicto y encontrar puntos en común”.
Europa se mueve en paralelo
Mientras tanto, en Tirana (Albania), más de 40 líderes europeos —sin Rusia, Bielorrusia ni el Vaticano— se reúnen en la sexta cumbre de la Comunidad Política Europea. Allí, Zelenski sí estará presente, buscando reforzar el respaldo continental a Ucrania. En un mundo cada vez más dividido, la Unión Europea busca consolidar su papel geopolítico y presionar a Moscú para sentarse en la mesa con mayor voluntad.
Por ahora, todas las miradas están puestas en Estambul. Pero lo cierto es que, sin los máximos responsables cara a cara, las chances de un avance real parecen, por el momento, limitadas.
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