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Tragedia en Barracas: murió Andrea Amarante, la tercera víctima del ataque lesbofóbico en un hotel

Las víctimas fatales fueron identificadas como Pamela Cobbas, Mercedes Roxana Figueroa y Andrea Amarante

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En un incidente que conmociono a toda la comunidad, Andrea Amarante se convierte en la tercera víctima fatal del ataque perpetrado en un hotel de Barracas, donde un hombre arrojó una bomba molotov en lo que parece ser un crimen de odio contra mujeres homosexuales.

Andrea, quien sobrevivió a la tragedia de Cromañón, sucumbió a las quemaduras que cubrían el 75 % de su cuerpo. Su fallecimiento se suma al de Pamela Cobas y Roxana Figueroa, ambas de 52 años, quienes también perdieron la vida en este trágico suceso.

El ataque ocurrió durante la madrugada del pasado 6 de mayo en una residencia ubicada en Olavarría al 1600. Las víctimas, todas residentes en la habitación 14 del primer piso, eran dos parejas de mujeres que compartían vivienda.

El agresor, identificado como Justo Fernando Barrientos, de 62 años, lanzó la bomba molotov y posteriormente se autolesionó con una sierra. Tras recibir atención médica, fue detenido y ahora la justicia debe determinar si es imputable.

El incidente dejó un saldo desgarrador. Cuatro mujeres resultaron afectadas por las llamas, y hasta el momento una de ellas, Sofía Castro Riglos, de 49 años, sigue internada en el Hospital del Quemado luchando por su vida.

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El caso genero un fuerte repudio y desencadeno protestas exigiendo justicia para las víctimas. La causa está en manos del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°14, a cargo del fiscal Edmundo Rabbione, quien deberá determinar la responsabilidad del agresor.

Andrea, además de ser víctima de este atroz ataque, también enfrentaba adversidades en su vida cotidiana. Según la organización que la asistía, la mujer no recibía ayuda económica ni estaba incluida en el Programa de Salud para víctimas de Cromañón. Dormía donde podía, sumida en una situación de calle que la dejaba vulnerable.

Veinte años después de la tragedia de Cromañón, Andrea veía cumplirse sus peores miedos y pesadillas. Su historia, marcada por la lucha y la adversidad, nos recuerda la importancia de seguir combatiendo la intolerancia y el odio en todas sus formas.

La muerte de Andrea Amarante no solo es una pérdida para sus seres queridos, sino también un llamado de atención para la sociedad en su conjunto. Es hora de que nos unamos en la búsqueda de un mundo más inclusivo y seguro para todos.

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