Ciencia y Tecnología

Los arqueólogos temen abrir la tumba del primer emperador de China

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Escritos ancestrales hablan de trampas, para envenenar a los arqueólogos que intenten investigar dentro del féretro de la tumba del primer emperador de China.

En 1974 agricultores de la provincia de Shaanxi, en el centro-este de China, excavaban un pozo en busca de agua para sus cultivos cuando se toparon con el descubrimiento arqueológico más importante del siglo XX: el hoy famoso Ejército de Terracota.

El hallazgo se produjo en las cercanías de donde, 2.200 años antes, se construyó el mausoleo Qin Shi Huang, el primer emperador de la China unida.

Los hermanos que descubrieron  el Ejército de Terracota, sabían que la zona, era próxima con la tumba de quien gobernó desde el año 221 al 210 A.C. Era un yacimiento arqueológico, por lo cual apenas notaron que sus palas daban a cinco metros de profundidad con algo duro no insistieron con sus golpes y avisaron a las autoridades.

Esa primera forma circular hecha en terracota que vieron los agricultores era la punta del iceberg. Las excavaciones arqueológicas revelaron que el campo estaba repleto de miles de modelos de terracota de tamaño natural de soldados y caballos de guerra, más acróbatas, funcionarios y animales.

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 La misión del Ejército de Terracota:

“Proteger” el mausoleo cercano de Qin Shi Huang, el primer emperador de la dinastía Qin.

Qin Shi Huang:

Fue el primer emperador de la China unida y mandó a construir su propio mausoleo, en 246 A.C.

La necrópolis que rodea el mausoleo, se exploró pero nunca se abrió la tumba del emperador.  Esto genera una gran cantidad de intrigas.

«Ningún ojo humano, hasta ahora, miró dentro de esta tumba en los más de 2.200 años»

El restos del emperador se inhumaron con los elementos, que, él mismo consideró necesario para pasar su vida en el más allá.

La ubicación de su tumba se analizó. El lugar quedó protegido por las montañas Qinling de un lado y el monte Li y el río Wei.

La inscripción exterior reza:

“El Emperador en su sabiduría inspecciona las cuatro partes de su reino. Alto y bajo, noble y humilde. Grande es el virtud de nuestro Emperador. Quien pacifica los cuatro rincones de la tierra. El universo entero es el reino de nuestro Emperador extendiéndose hacia el oeste hasta el desierto, hacia el sur hasta donde las casas miran, hacia el norte, hacia el este hacia el océano este, hacia el norte más allá de Dahsia. Dondequiera que se encuentre vida humana”.

La tumba de Qin Shi Huang permanece sellada e invisible, pero no olvidada

En definitiva, los arqueólogos están preocupados porque una excavación podría dañar la tumba y esto podría dar origen a la pérdida de información histórica fundamental. Aún con la alta tecnología existente en la actualidad, la única forma de abrir la tumba sería con técnicas arqueológicas invasivas, lo que podría generar un deterioro importante de material trascendente probablemente irrecuperables.

Los científicos temen que ocurra lo mismo que con la ciudad de Troya. En aquel momento, el alemán Heinrich Schliemann en la década de 1870 destruyó con su exploración casi todos los rastros de ese asentamiento urbano. El explorador, por precipitación e ingenuidad, arrasó a su paso con parte del legado más precioso de esa ciudad, destruida por un terremoto. Con este antecedente como el más grave de una larga lista de hechos similares, los arqueólogos chinos temen perder la paciencia y cometer los mismos errores.

Si bien las técnicas cada vez son más sofisticadas y no invasivas, los expertos no se decidieron a ingresar a la tumba.

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Una idea es utilizar muones: el producto subatómico de los rayos cósmicos que chocan con los átomos en la atmósfera de la Tierra, que pueden mirar a través de las estructuras como un rayo X avanzado.

Este es un sistema que se utilizó, por ejemplo, para ver dentro de antiguas pirámides.

Los arqueólogos evalúan la forma de ingresar a la tumba del emperador, pero temen destruir el legado histórico o poner en peligro sus vidas por lo que puedan hallar allí dentro.

Hay otros factores que hacen temer a los arqueólogos

Abrir la tumba podría traer peligros mucho más inmediatos y mortales también.

El antiguo historiador chino Sima Qian alrededor de 100 años después de la muerte de Qin Shi Huang, explicó que la tumba está conectada a trampas diseñadas para matar a cualquier intruso.

“Se construyeron palacios y torres escénicas para cien funcionarios. La tumba se llenó de artefactos raros y tesoros maravillosos. Se ordenó a los artesanos para que fabriquen ballestas y flechas preparadas para disparar a cualquiera que entrara en la tumba. Mercurio se usó para simular los cien ríos, el Yangtze y el río Amarillo, y el gran mar, y se puso a fluir mecánicamente”, dijo el autor.

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Este relato sugiere que una inundación de mercurio líquido tóxico puede llegar a arrastrar a los intrusos.

Esto puede sonar fantasioso: Pero en 2020 se publicó un estudio de la Universidad Normal del Sur de China publicado en la revista Nature dio cuenta de la existencia de concentraciones elevadas de mercurio en los alrededores de la tumba. Esos valores son especialmente elevados para esa región.

Una parte de las inscripciones del mausoleo reza: “El Emperador en su sabiduría inspecciona las cuatro partes de su reino. Alto y bajo, noble y humilde. Grande es el virtud de nuestro Emperador

“El mercurio altamente volátil puede estar escapando a través de las grietas, que se desarrollaron en la estructura con el tiempo. Nuestra investigación respalda los registros de crónicas antiguas sobre la tumba, que se cree que nunca fue abierta/saqueada”, concluyeron los autores del artículo.

Por el momento, la tumba de Qin Shi Huang permanece sellada e invisible. Es de esperar que los avances científicos y tecnológicos permitan en un futuro próximo superar el temor a indagar en el interior de la tumba que el emperador tan celosamente cerró a la humanidad hace 2.200 años.

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