Salud y Bienestar
La Generación Z y el olvido de la escritura a mano: una habilidad milenaria en riesgo
El avance tecnológico ha desplazado una práctica clave para el desarrollo cognitivo y la expresión escrita
La escritura a mano, que acompañó a la humanidad desde hace más de 5.000 años, está perdiendo terreno entre los jóvenes de la Generación Z. Nacidos en un entorno completamente digitalizado, muchos de ellos han dejado de lado lápices y biromes, prefiriendo dispositivos electrónicos para casi todas sus tareas.
La tecnología transforma hábitos fundamentales
En las aulas y los lugares de trabajo, el teclado ha reemplazado al papel, por parte de la Generación Z. Esta transición, impulsada por el uso extendido de celulares, tablets y computadoras, afecta directamente no solo la calidad de la caligrafía, sino también la capacidad para redactar con claridad y profundidad.
Según el profesor Nedret Kiliceri, de Turquía, cada vez más estudiantes llegan a clase sin útiles básicos como bolígrafos, reflejando un cambio cultural influido por las redes sociales y la comunicación instantánea.
Escribir a mano: más que una forma de comunicación
Históricamente, la escritura ha sido una herramienta vital para registrar conocimientos, organizar ideas y transmitir información. Desde la antigua Mesopotamia hasta la modernidad, escribir a mano ha estado ligada al desarrollo del pensamiento complejo.
Hoy, estudios como el de la Universidad de Stavanger, en Noruega, alertan que dejar de practicar esta habilidad puede afectar la fluidez, la legibilidad y las capacidades motoras finas.
Consecuencias que van más allá de la caligrafía
El problema no se limita a la pérdida de una escritura prolija. Los expertos advierten que también se están debilitando habilidades fundamentales como la estructuración de ideas, la redacción de textos extensos y el uso del lenguaje con precisión. La exposición constante a formas de comunicación simplificadas –como emojis, memes y mensajes cortos– contribuye a esta tendencia.
Esta simplificación del lenguaje refleja un cambio en las formas de comunicarse: la rapidez prima sobre la reflexión, y la eficiencia sobre la profundidad.
¿Qué se puede hacer para preservar esta capacidad?
La escritura a mano estimula la memoria, mejora la concentración y favorece la organización del pensamiento. Por eso, muchos especialistas coinciden en que es necesario revalorizar esta práctica en la educación. No se trata de rechazar la tecnología, sino de lograr un equilibrio que permita a las nuevas generaciones aprovechar los beneficios de ambos mundos.
Reintroducir la escritura manual en las aulas, aunque sea en pequeñas dosis, puede marcar una gran diferencia en el desarrollo cognitivo y comunicativo de los jóvenes.